lunes, 28 de mayo de 2018

Discurso Graduación

¡¡Buenos días nocheros!!

Hoy no os traigo una reseña, lo siento. En su lugar os traigo un discurso. Pensaréis que me he vuelto loca haciendolo, pero me hacía ilusión que lo viérais.

El jueves pasado fue mi graduación de Bachillerato, y me tocó a mi junto con una amiga, dar el discurso de la clase. A mí, hablar delante de mucha gente me pone muy mala, pero era una ocasión especial, así que cuando me lo ofrecieron no pude decir que no.
Cuando lo escribí, me salió de dentro y eso me gustó, hizo que fuera natural y muy caracterísco de mí.
Al final gustó mucho, y me felicitaron porque lo hice muy bien. Pero que no os mientan, que cuando subí a leerlo, estaba hecha un flan. Mientras lo leía las manos me temblaban una barbaridad.

Bueno, aquí os lo dejo, ya me contaréis que os parece.


Buenas tardes queridos familiares, profesores y amigos. Gracias por acompañarnos en un día tan importante, especial y esperado para nosotros. El día en el que decimos adiós a muchas cosas, compañeros, profesores, amigos… personas que hemos visto durante muchos años, día sí y día también.

Hace seis años que un grupo de estudiantes entramos en el instituto. Todos asustados por saber qué era lo que iba a pasar y cómo iba a ser aquello, pero a la vez emocionados porque habíamos pasado a una nueva etapa.  

Pasamos esos cuatro años de la ESO conociéndonos, aprendiendo y esforzándonos mucho para poder seguir adelante. Hemos pasado por buenos y malos momentos, aunque nos quedamos con los mejores, excursiones, festivales, amigos, primeros amores y desamores, profesores y más.

Entramos en Bachillerato, una etapa muy dura y crucial, donde muchas cosas cambiaron. Ahora comenzaba las charlas de “todo lo que hagáis cuenta” y “la selectividad está muy cerca”.  Había que tomar decisiones que afectarían a nuestro futuro. Cada uno escogió lo que quería estudiar y aunque algunos se tuvieron que separar de sus amigos, eso no les impidió continuar.

Recuerdo estar en Octubre, y pensar que nos quedaba un mundo por delante para que llegara este día, exámenes, trabajos, las aterradoras exposiciones… Alrededor de enero, el curso comenzó a coger ritmo, y los meses restantes pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Pero finalmente, llegó la esperada graduación.

Hoy no estamos aquí para llorar porque nos separamos, ni tampoco porque dejamos atrás un lugar donde nos hemos formado, más bien, estamos aquí para despedirnos de una gran experiencia y  comenzar otra nueva, una en la que vamos a conocer a más amigos. Una, en la que vamos a estudiar más acorde con nuestros gustos. A partir de ahora, ya no valen los “profe ¿esto entra en el examen?”, ¿Cuándo es la recuperación?”, o “profe, ¿Puede repetirlo?”. Ahora es momento de ser valientes.

Me gustaría agradecer a todos los profesores que nos han acompañado en este largo viaje.

Darles las gracias a Antonio Calero, por habernos facilitado la preparación de selectividad, con un entrenamiento de Champions, que hasta se ha acordado de nosotros al ponernos un pedazo de examen esta misma mañana.

A Miguel Ángel Torres, por además de habernos enseñado y motivado con el inglés, también por acercanos a la cultura mundial. Nunca se nos olvidará cuál es la ciudad más conocida de Australia, Canberra, perdón, era Sidney. Aunque nos ha costado “an arm and a leg”.

A Esther, porque además de ayudarnos a traducir a César, en sus momentos de desesperación, nos enseñaba cómo rezar en latín.

También agradecer a Mari Carmen Muñoz, a amar la historia de España, y saber que la historia es la sucesión de sucesos que se sucedieron sucesivamente en la sucesión sucesiva de los tiempos. (trabalengua)

A Inmaculada, que además de aprender lengua con ella, se preocupaba por nosotros abriendo las ventanas de la clase para ventilar. ¿Tan mal olíamos?

A Pepe Jimenez, al que echaremos de menos por   sus juegos, y sobre todo, a esa adaptación tan peculiar de los juegos del hambre.

Y a Pepe García, por enseñarnos que la filosofía es tan fácil de entender como desentrañar el significado de: “Ser o no ser, realmente, creo que el problema se resuelve siendo no siendo, es decir ser no siendo, vivir implicados pero sabiendo desimplicarse.”

Por supuesto, estos no han sido los únicos profesores que nos han ayudado a llegar hasta aquí. Hay muchos más que han dejado huella en nosotros durante estos años, pero si nombramos a todos, no vamos a llegar a la cena a tiempo. Siempre los tendremos presentes.

Para terminar, también nos gustaría agradecer a todos nuestros familiares y amigos que nos han apoyado, ayudado y sobre todo aguantado durante esta etapa.


Gracias, y hasta pronto.

Eso es todo. Espero que os haya gustado. Y si alguna vez os toca a vosotros hacer el discurso de alguna de vuestras graduaciones, no dudéis en ayudaros de este si lo necesitáis.

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